sábado, 14 de noviembre de 2015

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Los dioses no cuentan.

Había leído algo un cuarto de hora antes de que viese la espeluznante noticia: explosiones, tiroteos y rehenes en París. Según algunos testigos, uno de los agresores dijo “Alá es el más grande”.

Y empiezas a pensar… ni siquiera es la primera vez. Parece que la han tomado con Francia, supongo que porque es uno de los países donde más restricciones tienen los musulmanes a la hora de practicar su religión, debido a las connotaciones sexistas de algunas de sus costumbres. Pero lo cierto es que, tras ver como sucede algo tan grave en el centro de una de las capitales más desarrolladas del planeta sin que se pueda evitar ni conocer fácilmente a los culpables, lo único que se te ocurre es que no estás seguro en ningún sitio. Nunca sabes qué puede pasar.

¿Qué quieren conseguir con esto? Lo que logran es que la gente empiece a odiar a colectivos que no tienen nada que ver; que sean musulmanes no implica que todos sean malos, es como decir que todos los cristianos son malos porque los de las cruzadas mataban a gente en las guerras o porque altos cargos de la Iglesia han tenido comportamientos poco éticos, por no decir algo peor. Cuando veo personas egoístas, mentirosas, o a las que no parece importarles nada, a veces no lo entiendo, pero después de esto me doy cuenta de que no es nada en comparación y, si hay personas en ese extremo, no es tan raro que haya tantas por el medio. Supongo que la compensación es que exista gente tan buena por otro lado, pero el bien es fácil de deshacer, mientras que nadie podrá devolver la vida a quienes la han perdido a causa de estos acontecimientos.


Y por estas cosas mucha gente no quiere ver a los sirios ni en pintura, aunque tampoco haya ninguna relación entre unos y otros.

Un apunte: ¿quién se acordaba aún del ataque a Charlie Hebdo? Yo lo he pensado viendo la noticia, pero hacía bastante tiempo que no. Veamos en qué queda esta vez.

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