sábado, 27 de septiembre de 2014

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Hasta que podamos volar.

Sé que voy a hablar de un tema muy típico, pero es que no me canso, y no soy capaz de entender que siga habiendo tanta gente que no pueda respetar a otros por aspectos que no les conciernen.

Me he encontrado con este artículo, o como queráis llamarlo, y al principio estaba todo bien, incluso mejor de lo que esperaba, ya que acababa de leer otro del mismo periódico un tanto sexista. Entonces me dio por leer los comentarios y ya empezó a encenderse la chispa.

Frases como "qué degradación social que se divulguen estas barbaridades", "estas criaturas serán pasto de mentes pervertidas para su disfrute" o "menuda aberración que los gays adopten; es antinatural". ¿Cómo hay gente que pueda opinar realmente algo así? Lo peor de este tipo de comentarios es que no puedes luchar contra ellos. Es decir, por poder, puedes decir o hacer lo que quieras, pero seguramente no conseguirás el efecto que deseas. Es muy, muy complicado cambiar la opinión de las personas que piensan así. Normalmente, lo único que a veces funciona es que conozcan la experiencia de alguien muy cercano a ellos y se den cuenta de lo equivocados que estaban; sin embargo, a veces solo "reconocen que hay excepciones", o incluso dejan de tratarse con esas personas. Y eso es muy triste. Es una pena que aún haya gente que no quiere admitir que no hay una única manera de ser "normal", como a ellos les gusta decir.

Además, ni siquiera son capaces de argumentar lo que tanto critican, solo muestran su rechazo y se van tan contentos. Yo tampoco sabría encontrar razones para odiar a alguien o dejar de respetarlo por su orientación. Será porque no las hay.

Ya que hablaba de prejuicios, este se puede añadir fácilmente a la lista de aquellos que solo sirven para criticar e insultar a otras personas sin razón, personas que solo quieren vivir su vida sin esconderse, pudiendo expresar lo que piensan y sienten.

sábado, 20 de septiembre de 2014

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Prejuicios infundados

Hace unos días me di cuenta de que incluso gente que no esperas que tengan ciertos prejuicios, los tienen, y además influyen bastante en su comportamiento en consecuencia.

En este caso, todo gira en torno a la cadena que se ha originado para ayudar a los enfermos de ELA (prefiero dejar el enlace antes que explicar lo que es para no meter la pata). Por si alguien no sabe de lo que hablo, son los vídeos del "ice bucket challenge" que están circulando últimamente: si eres nominado tienes que donar una gran suma de dinero, pero si aceptas el reto de echarte un cubo de agua congelada encima la cantidad se reduce a algo más asequible.

Pues bien, una persona cercana a alguien que conozco colgó el vídeo en Youtube, como muchos otros, y mi conocido nos lo dijo a mí y a varios conocidos que tenemos en común. Entonces, otra persona dijo que no hiciesen un circo de la enfermedad. La respuesta fue que el dinero sí había sido dado y pareció que todo estaba bien. En ese momento ya pensé que había un prejuicio, porque no entiendo una suposición así sin argumentos, pero la cosa no acaba ahí. Posteriormente hablé con otra persona que había recibido también el mensaje del vídeo, y me dijo que estaba muy de acuerdo con lo que la primera le había dicho, y que seguro que lo hicieron como si fuese un juego y que la persona del vídeo no había donado nada realmente. Yo dije que no podía saberlo, pero seguía en sus trece, y cuando eso sucede no hay mucho que hacer.

¿Que hay gente que se empapa y luego no dona? Estoy segura de ello. Pero, ¿por qué meter en ese grupo a alguien a quien en realidad no conoces de nada y tacharlo automáticamente de desconsiderado, de maleducado? ¿Por qué pensar que alguien está jugando con algo importante sin tener motivos para hacerlo?

Supongo que me afecta porque es una pequeña decepción que me llevo. Porque no pensaba que estas personas pudiesen pensar así con tanta facilidad. Pero me cuesta no esperar que la gente sea mínimamente buena.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

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Eliges cómo vivir.

Hoy es miércoles. Pero eso a los veteranos les da igual. Y a los novatos, al fin y al cabo, también. Si total, solo es el comienzo del curso, solo son las primeras semanas. Qué importa estar casi permanentemente ebrio si vas a conocer a un montón de gente -que estará igual- y harás muchos amigos. Si los medios no importan, qué van a importar. Hoy no te podrás levantar, y mañana ya veremos. Te dirán que vayas en pijama gritando por la calle o que molestes a desconocidos, y lo harás como un borrego obediente, porque tienes que cumplir todas las órdenes. Y según hagas las cosas mejor o peor beberás más o menos, pero beberás.

Y pensar que han pasado dos años desde que entré en ese infierno. Por suerte, me salí antes incluso de enterarme de cómo funcionaban las cosas realmente. Al principio estaba un poco asustada, porque no sabía muy bien hasta qué punto podían obligarme a hacer algo que no quisiera, o qué consecuencias podría tener no seguir sus mandatos. Y lo cierto es que lo pasé bastante mal durante unos días, pero afortunadamente no duró demasiado mi pequeña agonía, porque conocí a un grupito de personas con las que pude tratar, y especialmente dos que me ayudaron bastante. No eran ni novatos ni veteranos; se encontraban en el nivel en el que, para mí, todo el mundo tendría que estar. De hecho, me gustaría haber tenido más relación con una de ellas, pero no vi una respuesta suficientemente positiva por su parte, y a mí me cuesta horrores tener la iniciativa en una situación así... bueno, eso no es nada nuevo.

También, aunque de primeras pueda sonar raro, tuve mucha suerte de poder estar sola. Por alguna razón, la chica que iba a estar conmigo se fue muy pronto. Quizá demasiado pronto. Yo lo que sé es que me vino de perlas. Posteriormente supe que, al tiempo, se cambió de nuevo. Así que tengo algunas razones para suponer que estar con ella me habría perjudicado más que beneficiado.

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