Oigo
golpes. Más bien parecen disparos. Me levanto de la cama y me acerco a la
ventana. No veo nada. Sin embargo, oigo un disparo más. Esta vez más cerca. Miro hacia abajo. Estoy sangrando. No sé qué hacer. Vuelvo a la cama e intento alcanzar el móvil. Cuando lo cojo, escucho una voz lejana.
—¿Estás bien?, ¿me oyes?
Despierto. Andrea está zarandeándome. Abro los ojos. Al percatarse, me da un beso.
—Menos mal, menos mal.
—¿Qué pasa?
—Estabas gritando y diciendo cosas raras...
—Ya sabes que a veces hablo por las noches.
—Ya, pero esto era distinto.
Me levanto y me dirijo a la ventana mientras le cuento el sueño. Andrea me sigue y me abraza fuerte. Quizá ligeramente más de lo necesario. Pero no me importa.
—¿Estás bien?, ¿me oyes?
Despierto. Andrea está zarandeándome. Abro los ojos. Al percatarse, me da un beso.
—Menos mal, menos mal.
—¿Qué pasa?
—Estabas gritando y diciendo cosas raras...
—Ya sabes que a veces hablo por las noches.
—Ya, pero esto era distinto.
Me levanto y me dirijo a la ventana mientras le cuento el sueño. Andrea me sigue y me abraza fuerte. Quizá ligeramente más de lo necesario. Pero no me importa.
Puede que sea mejor conformarse con la realidad por el momento.