Íbamos los tres. Ellos iban atrás, ambos. Los vi dándose un beso por el espejo retrovisor entre susurros y risitas. Volví rápidamente a fijar la vista en la carretera, mientras sonaba en la radio Pablo Alborán y cantaba al unísono:
"no vaya a ser que te quiera
y te vuelvas a ir".
Y qué razón.
A la vuelta iba a volver a necesitar otra buena ración de música.
viernes, 3 de agosto de 2018
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