Cuando te he dicho que no, me has mirado con cara entre sorprendida y extrañada. Me he reído y tú también.
Pero en mi interior reinaba el vacío. Ese que ya hace años que no has sabido rellenar y en ocasiones se mezcla con un atisbo de tristeza.
¿Qué ha pasado? Solo tú lo sabes, supongo. Quizá me lo cuentes algún día. Quizá nos lo cuentes. Pero solo quizá.
O quizá acabes olvidando hasta quién soy. ¿Lo sabes acaso? ¿Lo recuerdas aún? Porque ya ni siquiera yo estoy tan segura.
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