El castillo de la bruma

Recuerdo con cariño ese castillo. Aquel que hace algunos años decidimos convertir en nuestro campo de batalla. Quizá era más útil para jugar al fútbol, pero eso nunca nos importó. Aunque, si hubo alguna semejanza, fue tener un árbitro. Sin embargo, aquella vez no sucedió así.

Llegamos, nos preparamos, elegimos nuestra mejor arma y esperamos la señal. El momento justo para comenzar la lucha, sin perder ni un segundo. Desvías mis flechas con tu espada; intento evadir el combate cuerpo a cuerpo. En algún momento me alcanzas y me rozas, mas no me amilano y sigo corriendo a la vez que busco un nuevo proyectil que lanzar. Ambos estamos heridos, pero no nos detenemos. El duelo continúa hasta que uno de los dos cae.

Esa vez fui yo quien corrió la peor suerte. Lo reconozco, me venciste. Aún estoy esperando a que vuelvas, para pedirte la revancha después de todo lo que he aprendido en este tiempo. Aunque seguro que tú tampoco te has quedado atrás.
Y después nos uniríamos, y entonces venceríamos. Ganara quien ganase.

¿Querrías pelear de nuevo conmigo?