miércoles, 31 de octubre de 2018

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Lo que digo vs lo que oyes

Nadie debería avergonzarse por escuchar música categorizada como cristiana aunque no sea afín a la religión. En este caso me refiero concretamente a grupos de rock cristiano. Generalmente las canciones pueden ser interpretadas de distintas formas, no necesariamente religiosas, y eso es, en mi opinión, lo bonito que tiene la música y el arte en general: si la explicación del creador no te convence, puedes crear la tuya propia.

Esto, que ha surgido a partir de un comentario en este vídeo, me ha recordado al gran debate que se generó hace unos días por una canción de Mecano. Si bien no me parece que cambiar una palabra tenga que generar tanto revuelo por ambas partes, no entiendo por qué Ana no estuvo de acuerdo, independientemente de que ella tenga o no poder de decisión sobre ello, ni qué le costaba cambiarla a quien sí lo tiene (porque al final no se realizó ningún cambio). Es como si no quisieran admitir el origen de ciertos términos, como si cambiar una palabra supusiera una derrota. Yo no lo veo así; los cambios también pueden ser positivos. Además, recuerdo otra canción del mismo grupo en la que en una primera versión Ana cantaba "contestastes" y, posteriormente, se dieron cuenta del fallo y quitaron la "s". ¿Ahí no pasa nada por cambiar la letra?

lunes, 3 de septiembre de 2018

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Presagio

3 de febrero de 2016, ~16:20


Siempre me había llevado a la cama a quien había querido y cuando había querido. Menos aquel día. Porque esa vez... me llevaron a mí.

Al día siguiente quedé con mis amigos como si no hubiese pasado nada. Llevaba una bufanda; no quería que se viesen las marcas. Pero él sabía que eso no era propio de mí; a pesar de ello, no tocó el asunto. 

Hubo un momento en que ya no pude soportarlo más:
Ahora vengo, chicos. Voy al baño.

Y una vez allí exploté. Estuve un buen rato llorando en silencio o, al menos, lo más silenciosamente que pude. Pero el tiempo corrió más de lo que hubiese querido, y él empezó a preocuparse más de lo que hubiese deseado. 

Fue a buscarme y, cuando oí su voz que me llamaba, me arreglé como pude y salí. Entonces me preguntó:
¿Por qué llevas bufanda? 
¿Qué pasa? Es la que me regalaste. 
No es normal y lo sabes.

Intentó quitármela, pero conseguí esquivarlo y fui hacia donde estaban los demás, así que no tuvo más remedio que seguirme.
Me voy a ir ya, no me encuentro bien.

Pareció que nadie más había notado nada extraño, así que me coloqué mi capa roja y salí. Sin embargo, cuando ya estaba en la puerta, él me agarró del brazo y me dijo:
Déjame acompañarte. Quiero ir contigo. 
No quiero que vengas -le espeté con brusquedad tras zafarme de él.

Me giré y la capa ondeó tras de mí. Comencé a alejarme sin mirar atrás. Sabía que me estaba yendo para no volver.

Después de un trecho que se me hizo interminable, llegué al puente. Ese día el río estaba muy calmado, más de lo habitual. No quise pensar en nada más. Y entonces volé, y mi capa también. Volamos en la única dirección en la que sabíamos volar.

miércoles, 29 de agosto de 2018

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Blue eyes.

Hoy, desvariando, me he acordado de ti. Creo que eres la primera persona de mi entorno a la que llegué a admirar, de la que llegué a pensar que había conocido a alguien más listo que yo (cuando todavía vivía en mi nube de diosa; luego me di cuenta de que soy un meco). Siempre ibais los cuatro juntos y nunca supe acercarme... de todas formas, si hubiera querido que nuestra posible amistad prosperase, habría necesitado cambiarte. Como siempre.

lunes, 27 de agosto de 2018

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Como todos los demás

Y pensar que hacía años que no escuchaba esto y justo ahora se me ha venido a la mente por una cosa que he leído, ponerla y darme cuenta de que aún me sé bastantes trozos de memoria... Y recordar cómo la conocí y todo lo que vino después...

viernes, 3 de agosto de 2018

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Inevitable tal vez

Íbamos los tres. Ellos iban atrás, ambos. Los vi dándose un beso por el espejo retrovisor entre susurros y risitas. Volví rápidamente a fijar la vista en la carretera, mientras sonaba en la radio Pablo Alborán y cantaba al unísono:
"no vaya a ser que te quiera
y te vuelvas a ir".
Y qué razón.
A la vuelta iba a volver a necesitar otra buena ración de música.

lunes, 30 de julio de 2018

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null

Conté cuarenta ovejas
y me di cuenta de que aquello de contar no era lo mío.

Ojalá pudiera decir, como Rozalén
que amanecí en un prado verde muy lejos de aquí.

Pero la realidad acecha
y los sueños desaparecen.

viernes, 1 de junio de 2018

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Cuatro angelitos

Para los que me conocéis más, esto puede sonar un poco absurdo o tal vez hasta ridículo, pero... hoy voy a contaros una historia.

Cuando era pequeña, tú me enseñaste a rezar. En realidad yo ya sabía; había aprendido las oraciones que nos hacían memorizar en el colegio. Pero tú me enseñaste dos sencillas oraciones que no conocía. 
Cuando no podía dormir por las noches, en especial los domingos, rezaba las oraciones que me habías enseñado. Y así me dormía.
Con el tiempo, empecé a dejar de necesitar hacer esto, así que dejé de rezar por las noches. Pero las oraciones nunca se me olvidaron.
Una decía:

"Jesusito de mi vida,
tú eres niño como yo;
por eso te quiero tanto
y te doy mi corazón.
Tuyo es, mío no"

Y la otra:

"Cuatro esquinitas tiene mi cama;
cuatro angelitos que me la guardan"

Hoy, esos angelitos cuidan las esquinas de la tuya.

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