viernes, 1 de junio de 2018

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Cuatro angelitos

Para los que me conocéis más, esto puede sonar un poco absurdo o tal vez hasta ridículo, pero... hoy voy a contaros una historia.

Cuando era pequeña, tú me enseñaste a rezar. En realidad yo ya sabía; había aprendido las oraciones que nos hacían memorizar en el colegio. Pero tú me enseñaste dos sencillas oraciones que no conocía. 
Cuando no podía dormir por las noches, en especial los domingos, rezaba las oraciones que me habías enseñado. Y así me dormía.
Con el tiempo, empecé a dejar de necesitar hacer esto, así que dejé de rezar por las noches. Pero las oraciones nunca se me olvidaron.
Una decía:

"Jesusito de mi vida,
tú eres niño como yo;
por eso te quiero tanto
y te doy mi corazón.
Tuyo es, mío no"

Y la otra:

"Cuatro esquinitas tiene mi cama;
cuatro angelitos que me la guardan"

Hoy, esos angelitos cuidan las esquinas de la tuya.

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