miércoles, 22 de octubre de 2014

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La paradoja de la genealogía

Hoy he escuchado en la radio algo sobre si enamorarse de tu primo está bien o mal. Una de las locutoras decía que si realmente había amor, que siguiesen con ello. Ciertamente, es un tema bastante controvertido, pero quizá es porque no se piensa con suficiente profundidad sobre él y porque la sociedad lo ve como algo negativo, que no debe hacerse.

Hace unos meses intenté elaborar mi propio árbol genealógico, pero el primer programa que probé era una versión de prueba que no permitía guardar el progreso, y me di cuenta de ello demasiado tarde, por lo que se me quitaron un poco las ganas. Al final el proyecto cayó en el olvido, aunque quizá sea capaz de retomarlo algún día.

Me habían comentado que el trabajo de fin de grado tenía que tener un poco de cada una de las dos carreras, y que otra opción que se estaba considerando era realizar dos proyectos, uno para cada una. Como no tenía ni idea (y sigo sin tenerla) de qué hacer en la parte de matemáticas, intenté relacionar los árboles genealógicos con ellas. No encontré gran cosa, pero sí que vi este enlace, que me pareció muy interesante y, en cierto modo, trata de una de las teorías que yo tengo desde hace algún tiempo.

Creo que está bastante bien explicado, pero lo resumiré. Básicamente, la conclusión a la que llega es que en el pasado existían muchísimas menos personas de las que, en teoría, se necesitan para que alguien nazca actualmente, partiendo de las hipótesis de que los miembros de la misma familia no se reproducen entre sí y que hay cuatro generaciones por siglo.
Mi idea es que, en realidad, prácticamente todos los seres humanos somos familia, ya sea más cercana o menos. Al principio, aunque habría que matizar también qué queremos decir con eso, habría unos pocos primates, y se fueron reproduciendo entre ellos y evolucionando hasta hoy. Si nos remontamos aún más atrás, lo más probable es que absolutamente todos provengamos de un único ser que existió hace millones de años. En cualquier caso, tengo la impresión de que el absurdo que comenta el autor no desaparece del todo ni siquiera suponiendo esto y añadiendo que la esperanza de vida antiguamente era mucho menor que ahora, lo cual es bastante curioso y extraño. A mí, al menos, no se me ocurre otra manera de explicarlo. O también podemos volver al creacionismo...

jueves, 9 de octubre de 2014

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Se esconden en sus palabras.

Seguro que, si empiezo diciendo "el perro del ébola", cualquiera sabe de lo que hablo.

La noticia del "sacrificio" de la mascota de la auxiliar que se contagió por tratar al sacerdote que trajeron de África ha dado la vuelta al mundo muy deprisa.

A mí los perros no es que me apasionen, ni me gusta tocarlos en general. Sin embargo, creo que si se puede aislar a una persona y, de hecho, si no vieron un problema importante en traer a los que se habían contagiado, también era viable mantener al animal vivo y bien controlado para que no pueda propagar la enfermedad. Aparte de que, al menos según tengo entendido, ni siquiera se sabía si la tenía o no, y he leído también que no está claro que los perros puedan transmitir el virus a humanos. De alguna forma, esta noticia me ha impactado más que otras muchas, incluso más graves, aunque no sé explicar exactamente por qué.

En cualquier caso, independientemente de estar a favor o en contra de las medidas que se han tomado, me gustaría comentar un detalle que me ha molestado bastante, y es el hecho de llamar eutanasia al procedimiento.

La eutanasia es (definición básicamente tomada de Internet) una acción u omisión que acelera la muerte de un paciente terminal, ya sea consentida o no por el enfermo, para evitar que sufra.

Yo estudié qué era la eutanasia en una de mis bonitas asignaturas relacionadas con la religión. Correspondiendo con la definición, hay cuatro tipos, excluyentes dos a dos.

Por un lado, puede ser activa, que vendría a ser, dicho de modo más bruto, matar al paciente (siempre de modo que no sufra o lo haga lo menos posible); o puede ser pasiva, lo que implica, por ejemplo, dejar de administrar fármacos que alargan la vida pero suelen aumentar el dolor, o desconectarlo de las máquinas que lo mantienen vivo.

Por el otro, puede ser consentida por el enfermo o por sus familiares cercanos, o no serlo.

Podríamos decir que nuestro caso se acerca a la eutanasia activa no consentida. Este tipo es con el que estoy más en desacuerdo, porque puede ser que el enfermo prefiera vivir con dolor antes que dejar de hacerlo para siempre.

Pero lo importante del concepto es que el paciente padece una enfermedad incurable y que le causa sufrimiento. Ese animal estaba viviendo tranquilamente en la casa de su dueña. No entiendo cómo pueden atreverse a emplear el eufemismo de decir que es eutanasia cuando para nada lo es. Simplemente querían quitarse de encima el posible problema de que sí pudiese propagar el virus, y lo han hecho por la vía rápida.

Y así es como inocentes sufren las consecuencias de las decisiones de personas que no deberían tener la capacidad de tomarlas. Porque seguro que alguien que ha estudiado la carrera de Políticas tiene muchos conocimientos sobre seguridad sanitaria.

viernes, 3 de octubre de 2014

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El problema del mal

He encontrado en un pendrive un texto que escribí hace tres o cuatro años para, seguramente, alguna actividad de Religión, y me gustaría compartirlo para que me comentéis qué pensáis sobre lo que dije por aquel entonces. Voy a copiarlo sin modificar absolutamente nada, pero antes quiero comentar algunas partes por si no se entiende bien. En el "texto de Einstein" se hace referencia a una situación que, según se dice, ocurrió cuando el físico estaba en clase. Lo podéis ver en este vídeo, en la descripción aparece el diálogo. Posiblemente no sea más que un mito, pero esa no es la cuestión aquí.

En cuanto a las situaciones que menciono donde Dios no parece querer eliminar el mal, todas aparecen en algún fragmento de la Biblia, así que podréis encontrarlas fácilmente buscando por Internet si no conocéis alguna.

Por si alguien no sabe bien qué es eso del problema del mal, dejo también un enlace para que sepáis un poco mejor de qué va. Recuerdo que fue lo primero que vimos en el curso en el que escribí esto, y no me gustaba que me pusieran en este tipo de compromisos, porque donde yo estudiaba se suponía que tenías que ser cristiano para que no te "miraran mal" o algo así. Aunque, por otro lado, era interesante porque pensaba más en ese tipo de cosas, y ahora ya casi no toco estos temas.

El problema del mal
Cada uno tiene su propia visión del mal; cuando sufrimos es, en el fondo, porque nosotros mismos queremos. El dolor físico normalmente no lo elegimos, pero debemos intentar desprendernos de lo físico

El mal no se puede erradicar totalmente porque cada persona entiende el mal como algo distinto, por tanto siempre habrá algo que alguien vea mal. Los animales no tienen raciocinio, por lo que no hacen una distinción entre el bien y el mal y simplemente actúan por instinto. Cada persona tiene un concepto único del mal, (por lo que Dios puede tener el suyo o simplemente no poder complacer a todos, ya que el bien para uno puede ser el mal para otro)

El bien y el mal no tienen por qué ser fácilmente identificables
-          El chico que empujó a la chica en el accidente de tren para salvarle la vida y murió: ¿Se podría decir que el chico habría hecho mal si no se hubiera sacrificado?
-          Ver a alguien que está pidiendo y poder no darle nada, insultarlo, darle un poco, darle mucho, etc.

Puede eliminar el mal, pero no quiere:
-          Él mismo mató a todos los primogénitos en Egipto para liberar al pueblo de Israel
-          Jesús hizo que se secara la higuera simplemente porque no era época de frutos
-          Cómo entró en el templo y empezó a romper todo
-          Sodoma y Gomorra


El bien existe después de la muerte; la vida terrenal es una prueba para ver cuán capacitados estamos o cuánto nos merecemos esa Otra vida. (Problema: si Dios es omnisciente no necesita probarnos, porque ya lo sabe)

Si el mal no existiera, no nos daríamos cuenta de que existe el bien, porque no podríamos distinguirlos. Al sernos otorgado el libre albedrío, podemos elegir entre hacer algo que consideramos bueno o no hacerlo, o incluso hacer algo que consideramos malo. Otras veces hacemos el mal sin darnos cuenta de que es así hasta que ya no podemos cambiar la situación.

(Desacuerdo con el texto de Einstein)
La intensidad luminosa es una magnitud y, como tal, tiene una unidad, la candela; la temperatura también. Sin embargo, el bien no se puede medir, por tanto, no es comparable. El frío es la ausencia de calor porque puede existir la ausencia total de éste. También puede existir la oscuridad absoluta. Pero el mal siempre puede ser mayor.

Por otro lado, no debe existir la ausencia de Dios, ya que Él es omnipresente.

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