sábado, 8 de noviembre de 2014

0

Las cosas que dejamos de hacer.

¿No os ha pasado alguna vez que habéis visto a alguien que necesitaba ayuda, que estaba perdido o que tenía dificultades para cargar algo, y no habéis hecho nada por esa persona?

A mí muchísimas. Y no estoy contando a gente que pide dinero en el metro o en la calle. Solamente con el resto me ha ocurrido montones de veces. Y cuando pierdo la oportunidad de hacer algo, casi siempre aparece esa pequeña chispa de culpa o de arrepentimiento. El pensar por qué no soy capaz de decirle a alguien, ¿puedo ayudarte?; el quedarme quieta cuando era muy fácil hacer o decir algo.
A veces soy yo la que necesito ayuda y nadie a mi alrededor me la ofrece ni me dice nada. Suelo preferir pensar que la mayoría son como yo, que en realidad quieren hacerlo pero no sienten la confianza o la seguridad como para ello.

Uno de estos días me monté en el bus y había dos chicas que querían salir. El bus estaba muy lleno y pensaba que no habían podido darle al botón de stop, así que les pregunté si lo pulsaba, y me respondieron que no hacía falta, que ya estaba, pero que gracias. Y es una estupidez, ni siquiera hice nada pero, de alguna forma, me sentí bien, porque lo había conseguido. Había dejado atrás por un momento esa vergüenza tan tonta, ese miedo de que algo podría salir mal por intentar hacer un poco de bien a mi alrededor.

Ayer estaba intentando bajar mi maleta de un sitio alto, y el hombre que estaba sentado a mi lado en el tren me preguntó si me echaba una mano. La verdad es que seguramente podría haberlo conseguido sola, pero el esfuerzo habría sido bastante mayor y podría haberme hecho daño. Y, claro, se lo agradecí.

Hace no mucho vi esto en Facebook. Seguramente penséis que es una tontería, pero detalles tan simples como este son, entre otras cosas, los que me hacen sonreír e imaginarme a personas colaborando desinteresadamente, por el mero placer de ayudar a otros.

Y es por pequeñas cosas como estas que aún pienso que el mundo no está irremediablemente perdido, que la entropía aún no ha alcanzado su máximo absoluto.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Si quieres saber cómo soy tendrás que conocerme...
Con la tecnología de Blogger.