jueves, 26 de febrero de 2015

3

Estigma

Hoy he visto a una niña, acompañada de la que supongo que era su madre, con una marca azul bastante visible en la frente, no sé si pintada o pegada. Me pareció que la chica hacía gestos un poco raros y me pregunté si le pasaría algo.
Quizá ni siquiera tenía nada que ver, pero comencé a tener un debate interno: se me ocurrió que podría ser útil saber de antemano que un niño tiene alguna enfermedad que puede afectar a su entorno, pero eso significaría tenerlo marcado para siempre, y no creo que esto sea bueno. Tampoco lo he pensado demasiado, porque es complicado convencerse de algo cuando ninguna de las opciones parecen especialmente correctas, o mejores. Aunque supongo que acabaríamos usándolo mal si lo aplicásemos, como todo, pero si pensásemos así siempre no se inventaría nada nuevo. 
No sé si es el mejor ejemplo, pero se podría encontrar alguna analogía con la fisión nuclear, esa forma de obtener energía que tan poco gusta a la gente y que hace que la palabra nuclear llegue a causar escalofríos a más de uno, cuando ni siquiera saben exactamente de lo que va.

Seguramente la opinión general sea que una etiqueta implica discriminación fácilmente. Tristemente, estoy de acuerdo, pero pienso que idealmente la idea podría llegar a tener sentido para intentar ayudar a las personas marcadas, en vez de perjudicarlas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No creo que suponga ningún problema. Tradicionalmente se suele usar el prejuicio para intuir un concepto moral que esa persona no posee. Pero ojo, no vemos como prejuicio la forma de que una persona diga de alguien algo bueno sin conocerla.

No podemos acercarnos a las cosas de las que queremos hablar sin los prejuicios, es ese primer pasito que conforma uno de tantos intrumentos de la praxis.

Una vez llegamos a la estigmatización de la persona, no es todo malo porque el contenido de un concepto equivale a los efectos prácticos que atribuimos a lo pensando en él. El estigma es falaz, y eso se sabe.

Dejando eso de lado, le confieres valor de enfermo a un niño y eso transmite una carga emocional.
Llamo valor a la idea económica donde es sinónimo de precio o suma de dinero que se paga por a lo que se le tiene aprecio.

¿Por qué un niño?, y, ¿por qué una generalidad tan grande como una enfermedad indefinida?, muchas enfermedades tienen cura, y muchas otras, no.

La cualidad positiva de ese niño, lo bueno que le otorgas, crea una paradoja. ¿A quién le interesaría la estigmatización de una persona que ha sido apaleada?, la paliza justifica todo y cada uno de los golpes recibidos. El apalizado no posee un estigma porque se presentaría con un; "Hola, muy buenas, he recibido una paliza". Y es ahí donde compra una función social. Ya es alguien.

ajanda dijo...

¿De dónde has sacado que esté hablando de algo económico?
Sé que he generalizado mucho porque no he profundizado en el tema ni nada por el estilo, pero creo que se entiende lo que quiero decir con "enfermedades que afectan al entorno". Y dije niños porque vi a una niña y creo que la idea sería comenzar desde una edad temprana, desde que se empiecen a notar las consecuencias. Lo normal es que a medida que crezcan disminuyan esas situaciones y quizá dejase de ser necesario, aunque lo más probable es que la etiqueta no se borre en realidad.
Creo que es un tema controvertido y, como ya he dicho, no tengo una opinión clara al respecto, simplemente me apetecía compartirlo.

Anónimo dijo...

Un niño "toca" la fibra sensible más que un adulto. Ese valor es el que te ha llevado a reflexionar y a exponerlo.

Quizás si hubiera sido un adulto no le otorgarías ningún valor para escribir sobre él en el blog.

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Si quieres saber cómo soy tendrás que conocerme...
Con la tecnología de Blogger.